Entradas

Mi condena

 Me siento ante el televisor con las manos en el teclado y las lágrimas ya se preparan para salir. El tiempo ha pasado, sí, pero los sentiminetos y la rabia siguen aquí aferrados a mi pecho impidiéndome respirar con normalidad.  Cargas con una condena social porque, diga lo que diga la gente, siempre hay quién duda de ti, el que te señala, aquel que disfruta hablando a tus espaldas e imaginando la clase de demonio que debes de esconder. Por mi parte, salvo en aquel momento inicial de contar toda la verdad que no sirvió para nada, no he estado aireando sus trapos sucios. Yo fui el primero en no tener prejuicios y lo he pagado, pero es cierto que rumana, prostituta, casualmente maltratada por todas sus exparejas y con esa forma tan despectiva de tratarme que tuvo durante la relación, durante la cual apenas tuvimos relaciones un par de veces en años y en la que admitió que yo le daba asco... El que jamás ha recibido un te quiero o un abrazo no pedido, y al que muchos se le han denegado, e

Bajonazo

Salgo de casa mientras algo mi pecho se remueve con todas sus fuerzas gritándome que no lo haga. No sé muy bien si es ansiedad o sólo pánico. Inspiro y junto con el aire llegan partículas de puro terror, y mis ganas de huir no parar de crecer. ¿Y cómo explicar? Retorno a casa... Valium, cerveza, valium, cerveza... Con suerte hoy sí podré dormir en esta huída que he emprendido contra mis propios fantasmas.  Mis ralladas habituales, la presión constante en el pecho que a veces logro disimular. Recuerdos que se mezclan con el ahora, fantasías que se tornan en pesadillas o que, quizá, sólo pretendan avisarme de una sencilla realidad.  Veo que he escrito de más, no pude aguantar mis ganas y me doy cuenta de que soy ese ser pesado que ahora le da pena deshechar. Siempre la mascona, el simpático, el amigo... Nunca yo. Y es que en el vacío de mis días una conversación fugaz podría iluminarlo todo, mientras que el permanecer ignorado crea muchas más sombras, miedos y desata todos mis temores. 

26 junio 2020

 Disfruto tanto de las charlas contigo que no me he visto capaz de hablar de mi lado oscuro contigo. Sabes, sí, que mi brújula apunta hacia la melancolía y es allí dónde suelo acabar, pero la verdad es que tengo que hablarte de que en los últimos años he forzado la ruptura o el alejamiento de la gran mayoría de mis antiguas amistades para no contaminarlas con mi mal.  Sé que tú no lo ves. Resplandeces y haces que mi oscuridad se oculte, y ¡por Dios que quiero permanecer a tu lado, sintiendo el calor que emanas y esa tranquilidad que me das! Eres de esas personas que me dan fuerza para luchar por lo que sea. Contigo tenía lagunas de felicidad, entre semanas de navegar de nuevo por el vacío hasta que te vuelva. No me atrevo a decir que pueda estar enamorándome de ti si hablo en serio; sí que hay cosas que se corresponden al enamoramiento, como el hecho de sonréir como un idiota en cuanto se de ti, las ganas de verte y oírte, el hecho de que me cuerpo sienta que el tuyo es un imán sobre e

4 Putos Años

      Mañana sobre las 9 se cumplirán cuatro años desde que te conocí. En todo este tiempo he vivido lo que era ser familia, lo que era apoyar, lo era no ser nadie para ti y lo que es peor, lo que es ser considerado un criminal sólo porque tu ego y tu cobardía te impulsaron a no dar la cara.  ¿Qué mal te iba a hacer yo después de dejarme mi vida y mis ahorros luchando por ti? Ninguno. Y sí, claro que estaba muy mal (¡joder, desapareciste justamente cuando te necesitaba y yo había estado dos años ahí sin parar para tus cosas..!)  Cuando pienso en ti en mi mente surgen chispas: los momentos que vivimos chocan estrepitosamente contra lo que estaba sucediendo de verdad, contra las mentiras que preparabas a mis espaldas sin titubear siquiera y no me da miedo decir que no puedo evitar derramar lágrimas por esa traición, por la perdida de una familia que me hiciste creer que tenía.  No soy perfecto y habré cometido errores, pero sé a ciencia cierta que lo me has hecho jamás me lo he merecido.

Molestando

 El castigo del silencio y el ser ignorado vuelve a golpearme. Y no, no me molestaría ni una décima parte de lo que lo hace si hubiera una causa o un enfado, por estúpido que pudiera considerarlo.  ¿Entonces? Me duele que le ocurra algo y ser completamente impotente a la hora de echar un cable, el no poder cumplir con la autoimpuesta obligación del "estoy aquí, cuenta conmigo", el pensar que, aunque lo quiera negar, algo debe de haber mal para que quiera pasar de todo y no poder hacer absolutamente nada más que estorbar.  Sólo me queda esperar.

¿Pero qué siento?

 ¿Cómo te explico yo lo que siento o dejo de sentir?¿Cómo definir que significas exactamente para mí sin dar lugar a malos entendidos? Me gustaría servirme de metáforas pero ni tengo ganas de ponerme a buscar ejemplos, y sinceramente prefiero ser bastante directo para que las cosas queden completamente claras. Supngo que o que más te descolocó no fue mi comportamiento contigo, fue aquel día que tuve la necesidad de decirte que te quería pese a advertirte de que no le dieras importancia al hecho. Voy a explicar qué puedeo sentir por ti. Llego un chico que se odiaba sin saber muy bien el motivo; llevaba recibiendo embites de una sociedad politizada a la que poco importaba lo que realmente lo que yo tuviera que decir. Me escuchaste, me diste la oportunidad de conocerme, no me juzgaste ni por mis heridas internas ni por las cicatrices externas... ¿Sabes cuántos años habían pasado desde que alguien me tratara así?¿Y luego dices que yo me he portado bien contigo? He hablado y reído, disfruta

Adiós a 2017

Se acabó ese año repleto de disgustos, sorpresas y giros inesperados. Durante él ha entrado gente en mi vida, ha salido otra que pensé que se quedaría. He vivido, al menos parcialmente, la vida familiar que creía que nunca podría llevar. He ganado y perdido bastantes cosas, pero he aprendido; eso es con lo que me quiero quedar. Una amiga que resultó ser una amante silenciosa, que no pudo aguantar quedarse en el puesto de buena amistad que tenía conseguido y quiso sabotear una relación que da ahora sus últimos coletazos. Esos amigos a los que apenas veo pero con los que sé que puedo contar. Aquel otro que fingió serlo para gorronear... Y este medio año ha girado en torno a cierta chica y sus hijos. Y aunque los quiero con locura sé que algunas cosas simplemente no pueden ser. Las dudas, las peleas, la distancia creada, el cariño... Todo se mezcla y  al final veo claro el imposible destino que quise cambiar. Supongo que soy yo el que debe vivir solo. Me siento acompañado de otra forma y